miércoles, 25 de junio de 2014

Chaos

A menudo, el mundo se me viene encima. De repente, me hallo luchando contra mis propios demonios, contra mí misma. Contra todo lo que soy, lo que quiero ser y no debo, lo que puedo ser y lo que no logro conseguir. Late en mí una tormenta eléctrica, fría, impredecible, que me cala los huesos, y cada gota de angustia navega en mi sangre. Me inunda mi propia desdicha. Saltaría de cualquier puente.
Y yo sólo tengo que lidiar con mis propios problemas. Gracias a Dios, no sostengo cada desastre del mundo sobre mis hombros, que son muchos desastres. Cómo de oscura y triste se tornaría mi mirada.
Gracias a Dios...
Dios, ése sí debe estar al borde del suicidio.

domingo, 22 de junio de 2014

Oasis.

Las historias más bonitas no tienen final. A veces, ni siquiera principio.
Las historias más bonitas fueron siempre esperanzas frustradas.
Un deseo insatisfecho.
Un impulso irrefrenable.
Y un montón de preguntas sin sentido ni respuesta,
doscientas mil lagunas en la memoria
de recuerdos que nunca lo fueron,
de un pasado que no fue.
Las historias más bonitas no tienen final, ni principio.

Como la Luna y el Sol que se persiguen, se buscan,
y a veces, sólo a veces, funden sus utopías en el abrazo de un eclipse,
formando un espejismo de un encuentro fortuito, una asombrosa maravilla.
Como el roce de una mano con otra mano,
dos pieles que se reconocen entre el barullo de la rutina,
y se pierden con la misma,
se van,
aun deseando entrelazarse, agarrarse, amarse,
se marchan,
no sin antes preguntarse cuándo volverán.

Así, las historias más bonitas son cosa de un segundo eterno,
una fracción de tiempo que dura para siempre,
pero que no nace, ni muere.
Que no existe.

miércoles, 4 de junio de 2014

Era usted

- Era usted demasiado perfecta - dijo- Desde lejos, y no tan lejos, pero siempre desde fuera, el calor de su brillo dejó mi corazón en un puño cientos de veces. Después de usted, tan sólo me permití enamorarme de imperfecciones.
Y ahora está aquí, está cerca, y me habla con voz temblorosa, me mira casi miedosa, me preguntó por qué y me pregunto si quizá esa perfección no fue más que una ilusión que me produjo su embrujo. Sin embargo, de una forma u otra, perfecta o imperfecta, debo confesarle que hoy vuelvo a enamorarme de usted.-

...

Cuando sentía los pies fríos, usaba calcetines. Guantes, cuando sentía frías las manos. Él le hacía falta cuando se le helaba el corazón... Entonces, lo echaba de menos.
Por esto, le dolía el pecho durante las noches, tanto que a veces lloraba. Dejó de salir a la calle en invierno, por miedo a resfriarse. Se pasaba todo el mes de diciembre bajo las mantas, del uno al treinta y uno, una vez más, debido a su ausencia.
Cuando él dijo "se apagó la llama", no imaginaba que hablase de algo tan literal.

Dijo el monstruo de ojos grises:

"Brindemos por esos tiempos en los que no teníamos nada que ocultar, y por las bestias en que nos hemos convertido. Las palabras que parecían tan ajenas a nosotros y que ahora no nos atrevemos a susurrar siquiera. Vamos, brindemos por cada grito mudo. Por la mirada pura que se volvió siempre hostil. Brindemos, todos los que perdimos nuestra imagen en el espejo y ahora solo encontramos en el
reflejo a un triste desconocido.
Por la inocencia que la realidad derrumbó a base de complejos. Brindemos los del corazón podrido, los del alma moribunda, levantemos estas copas de licor en nombre de los que caímos, de los que no sabemos levantarnos. Por todos los que sobrevivimos a nuestra propia naturaleza."

Iridiscente.

Sólo te busco cuando se van las nubes. Sales si sale el sol, si el cielo es claro.
Cuando hace buen tiempo te busco y te encuentro, donde siempre, como siempre, con toda la fuerza de tu espíritu.
Para algunos, ya casi perteneces al paisaje, pero no es así: el paisaje te pertenece a ti. Lo gobiernas, lo dominas.
Lo iluminas.

Van dos...

Y esto que van dos locos caminando por Madrid, hablando de cosas de locos, lo que los locos suelen hacer.
Que si coches que van solos, que si médicos robot, que si gente que habla con seres inertes de plata, que si perros gordos que van a peluquerías, que si hoteles en la Luna, que si bosques de hormigón, que si niños que no sueñan.
Estos locos de Madrid, sólo saben decir locuras. ¿Mañana de qué hablarán? ¿De personas heladas que no sepan sentir ni pensar?
Mira, mira, ya vinieron a llevarse a los locos de Madrid...