Entenderé tu enfado e incluso permitiré que continúes golpeándome con esa rabia y fuerzas que derrochas, como ya has hecho tantas veces antes. Sin embargo, debo advertirte: corre en mis venas el sueño de vivirte. A mi manera, sin horas, sin fechas, libre de condenas, de cualquier oxidada cadena que alguien nos impuso una vez. Pienso amarte totalmente, en todas tus facetas, con todos tus baches, con lo que conozco y lo que no, con lo que quiero, con lo que espero, con lo que merezco y con lo que me duele, voy a quererte.
Voy a quererte... aunque no me quieras.
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