jueves, 21 de junio de 2012

Insuperable.

Ante todo debo advertir que no pretendo quitar mérito a las diferentes y grandes bellezas que nos han deslumbrado a lo largo de la historia: La Gran Pirámide de Guiza, o el Templo de Artemisa, por ejemplo, unas de las siete maravillas del mundo. Y, por supuesto, jamás negaré lo hermoso que resulta observar una puesta de Sol, sencilla y cálida como la vida misma, al igual que una lluvia de estrellas salpicando las noches de verano. Sin embargo, opino que hay algo más asombroso que todo eso, opino que todos se olvidan de mencionar un elemento indispensable en esa lista de cosas impresionantes por  ver. Y es curiosa la existencia de tal ausencia, su importancia es abrumadora: aparte de ser belleza pura es creador de más arte.
Sí, hablo del hombre enamorado. De aquel que un día escribió un poema, del otro que compuso una canción, del que escribió una carta de amor,y del que plasmó a su musa en un cuadro al óleo, pero sobretodo: hablo del hombre con el alma despierta. Aquel que transforma toda su materia por el simple placer de proteger a su niña: convierte sus manos en alabanzas cuando te acaricia, te adora con cada mirada y devora suavemente con cada beso,aquel que te arropa usando el poder de mil Soles, que te lleva en sus brazos haciéndote sentir princesa, que calma cualquier pensamiento inquieto presionando sus labios en tu frente, hace del aire de su suspiro en tu nuca pureza divina y revitalizante, baja cada noche las estrellas del cielo para convencerte de que brillas más que ninguna, consigue con su voz grave e hipnotizante transformar palabras simples en melodías, y finalmente te convierte a ti misma, que has sido mendiga y ladrona de esta realidad injusta y mediocre, en Diosa de su mundo propio alternativo que él se esfuerza por inculcar a los pobres de felicidad.
Hablo del hombre que no sólo siente, si no que demuestra. Del que se esfuerza de verdad. Del que sólo encuentra razones para hacerte feliz y no permitirá tu sufrimiento jamás.
Hablo del hombre en que se convierten todos los hombres cuando empiezan a amar. Hablo del hombre que surcó tempestades para poder volverte a besar.
Hablo del brillo en su mirada y la energía que desprende. Hablo del nacimiento del arte, cuando tras un cruce de miradas el alma explotó de vida y salpicó creatividad.
Cierto es que la belleza posee muchas formas, pero su sonrisa pegadita a mis labios, a dos escasos centímetros de mi rostro,  produce en mí una sensación paralizante e indescriptible , y eso es algo que nunca nada ni nadie podrá superar.



1 comentario:

  1. Precioso... simplemente. Creo que tienes toda la razon... no tengo nada mas que hacer que felicitarte por tu manera de escribir... sigue asi Dreamer, sigue hipnotizandonos con tus escritos... muchos besoos :)

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